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En Getsemaní...

  • Writer: Xiomara Maldonado
    Xiomara Maldonado
  • 7 days ago
  • 3 min read

Mateo 26:39

Yendo un poco más allá, se postró rostro en tierra y oró: «Padre mío, si es posible, no me hagas beber este trago amargo. Pero no sea lo que yo quiero, sino lo que quieres tú».


Durante este año 2025, el olivo ha ministrado a mi vida de forma especial. Por esto también he estudiado y leído más sobre el jardín de Getsemaní. Lugar que muchos conocemos porque fue este el lugar donde Jesús lloró y donde sus fuerzas humanas mermaron, pues sería entregado por su discípulo Judas a las autoridades. El Getsemaní es muy conocido por los árboles de olivo (de cientos de años) que tiene en sus tierras, localizado al pie del monte de los Olivos en Jerusalén. En Getsemaní se dio la lucha entre lo divino y lo humano.


Y mientras leo y pienso acerca de la tristeza que Jesús experimentó allí, toca mi espíritu de forma especial la oración que hizo Jesús; pues era un momento que el no quería afrontar. Y cómo no entenderlo si nos ponemos en su lugar. Por esto le dice: "Padre mío, si es posible..."

En definitiva sí, tenía que ser posible pues era Jesús el sacrificio pascual. (1 Corintios 5:7)


Esta escena de una u otra forma la hemos vivido cada uno de nosotros, cuando nos encontramos en situaciones; cuando no deseamos vivir lo que nos toca afrontar. Muchos, por no decir TODOS, hemos deseado salir corriendo y no mirar más atrás. Muchos hemos dicho" "esta copa tampoco la deseo tomar., es amarga, me aflige, me entristece, me angustia, etc."


Experimentamos la amargura de la vida cuando llegan las tribulaciones que ponen a prueba lo que hemos cultivado en oración e intimidad con el Señor. Suelo decir con frecuencia a mis amigas, "que en la prueba salga tu mejor aceite."

El Getsemaní significa, "prensa de aceite" en arameo.. Y a pesar de la aflicción que tuvo Jesús, aceptó la voluntad del plan del Padre. Conociendo su misión, pues es el Cordero que quita el pecado del mundo y quien traería la salvación que se había perdido.

Todo el ser de Jesús (divino y humano) en el Getsemaní estuvo en la prensa. Sabía que era amarga, difícil dolorosa, El sabía que derramaría cada gota de sangre camino al madero. El resultado sería de victoria y triunfo sobre el reino de las tinieblas y la muerte; pero el camino para llegar a ella conllevaba demasiado dolor.


Cada uno de los hijos de Dios hemos atravesado por momentos que jamás anhelamos.

Momentos que ponen a prueba nuestro interior.

Momentos que no deseamos volver a vivir ni en sueños.

Momentos que nos invitan a orar y decir: "Padre pasa de mí esta copa si es tu voluntad".

Momentos que viviremos para que salga el mejor aceite de la reserva de nuestro espíritu.

Momentos que decimos: "estamos en la prensa", pues siento que la prueba aprieta, y lo hace con fuerza y sin piedad,

Momentos en donde no habrá otra opción, solo tragar lo amargo.

Momentos que tendremos que escoger entre lo divino y lo humano.


Esta lucha entre el plan divino y lo humano la tuvo Jesucristo. En Getsemaní hubo esta lucha. Y nosotros, sus hijos también hemos estado en Getsemaní, no para ir a la cruz; pues ya Jesús cumplió a cabalidad con la ley; pero lo estamos, cuando nos debatimos en las decisiones que tomamos, en las posturas que ejercermos, etc. Cuando la tentación acecha, cuando la prueba llega sin avisar, ¿qué decidimos? ¿Qué prevalece, lo que dicta mi humanidad o lo que dicta el cielo?


Toma unos minutos y ponle nombre a tu Getsemaní. Ese lugar que aprieta tu alma, corazón y espíritu y te invita hoy a decir que sea tu voluntad y no la mía.

En la mía y en la tuya nos descualificamos, salimos huyendo, decimos no puedo y nunca podré.

Pero en la voluntad del Padre que conoce lo más profundo de tu ser, El te dice: "ve, entrégate, rindete, hazlo, soporta y sigue el camino porque voy contigo". (Mateo 28:20)



La lucha entre lo divino y lo humano la vivimos constantemente; pero más que una lucha es una decisión.

Una que te sorprenderá, una que será una carta abierta al mundo y les hablará de tu FE.

Hay lágrimas, amarguras, y aflicciones que son necesarios vivir. íNo huyas!

Permite que cuando vayas a decidir o actuar lo divino tome el primado.

Permite que la prensa del cielo muestre al mundo el depósito del aceite hermoso que está en la reserva del interior de tu alma.

Permite que todos puedan ver y gustar el aceite que emana de ti.

Permite que puedas tomar la copa, así como Jesús lo hizo, y por cada uno de nosotros se entregó.

Permite que en Getsemaní salga lo mejor de ti.


Con amor,


Xiomy M.













 
 
 

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